lunes, 23 de abril de 2012

MITO y LOGOS -preSocratico


            El MITO es una tradición (traditio), una “historia” y o leyenda, “tenida por cierta” (autóctona en su comienzo social) que intenta transmitir, explicar, expresar, valorar el sentido u origen de un evento o sucedo (ereignis) “ocurrido” (contextualizado) en “los tiempos primordiales” (que es el “tiempo mítico”). Los mitos a medida que se van transmitiendo, conservando y aggiornando, devienen en un peculiar “folclore”, en “aquello” que van constituyendo la conciencia originaria y el sustrato más antiguo y genial cultural más antiguo de un pueblo o nación. 

            En cuanto a su “formalidad literaria”, los “relatos míticos”, constituyen el género que agotan y satisfacen. No utilizan un lenguaje lógico argumentativo, sino más bien un lenguaje un conjunto de “símbolos” (en algunos casos se habla de un “sistema de símbolos míticos” que los especialistas reconocen en ellos, como constantes esenciales), muchos de los cuales son “universales”, es decir, “arquetipos psíquicos humanos”, que pertenecen a la dimensión pre-lógica que aun, a pesar de todos los intentos de eliminación y reemplazo no se ha podido aniquilar, porque surge del instinto primordial a la necesidad de expresar de modo “metafórico” una “realidad” o “interioridad” (calificarlo como “falso” es análogo al acto ignorante que califica al “género poético” de ficticio e inexacto, e inútil, como he tenido la desgracia de escuchar de parte de pseudo críticos de la cultura, incapaces de definir esta última; hablo de los “críticos de oficio” que son “zurdos los del vulgo”, los “contreras de los ignorantes”, los haraganes intelectuales que prefieren criticar a pensar y superar, destruir a edificar, entender y explicar a tomarse del detalle para abandonar la critica y mandarse a contrariar). 

            Su fuente es la imaginación pre-lógica, por eso abundan en imágenes, y no depende de la “racionalidad”. Es más, históricamente, ha cedido ante ella, en cierto sentido… En cambio, aquello que se llama LOGOS es palabra-explicadora, respuesta al interrogante-lógizado y logizador. Las imágenes que en los mitos hablaban aquí no son el elemento esencial, porque “habla” en el entendimiento, a través de la abstracción, el lenguaje concreto-material. La diferencia entre el mito y el logos es radical, aunque se vuelva patente en las obras de los Pensadores antiguos. El “pensamiento” no es “lógico” sino también “mítico”. De tras de los mitos hay pensamientos, sucede que no “apelan” a la razón-decodificadora del símbolo en el sentido formal, sino a la “inteligencia-creadora”. El “lógico”, en cambio, “crea”, y apela a la “inteligencia-pasiva” e invita al interrogante y a la búsqueda y constatación en la realidad de las proposiciones que se enuncian. El origen del Logos es (y en esto no hay redundancia) “lógico-argumentativo”, exige rigor del oyente o lector, por eso los conceptos abstractos de los que se sirve (algunos de los cuales ha tomado de los mitos! y los ha reformulado o criticado) son inmateriales, pero no en sentido de “fantasiosos” o “fabulosos” como en el caso del mito. Las “ideas” universales (decimos “ideas universales” aquí en cierta oposición a las “imágenes particulares, sensibles y concretas”, como primer medio de acceso a lo que se enuncia o refiere con la “proposiciones” tomadas como símbolo lingüístico), las ideas, decíamos, son las “protagonistas” del comienzo en la historia humana del proceso de logización humana (que incluye el acto de “ponerle nombre a las cosas”, y es el comienzo de la vinculación del lenguaje con las cosas). 

            Con la aparición de los “primeros filósofos” (que son más físicos que “pensadores e interrogadores de lo intangible”) comienza la segunda etapa de contemplación, y posterior instauración, estipulación, antes que de los pensamientos, de los esquemas en los cuales dichos pensamientos se alojarán. Los filósofos del comienzo son los primeros en enterarnos de que hay “cosas que son y se llaman así” y, con este inocente e imperceptible acto, han modelado, la mente del hombre –en vías de una nueva civilización, de cierta civilización racional. Los “mitólogos” y los “físicos” (primeros filósofos) han “creado” el universo que contemplamos, haciéndonos ver y creer en un mundo paralelo a nuestros sentidos. Con diferentes matices, es claro, ambos nos han ofrecido “algo más” que “vivir entre las cosas” sin cuestionarnos, y han intentado, con los recursos que contaban, explicarnos el origen del mundo, del hombre, de los dioses, de las tradiciones y del mismo lenguaje. Hacer justicia con ellos es escucharlos y tomarlos hoy como modelos, quizás, las “nuevas realidades” requieran de nuevos “mitólogos y filósofos” (poetas y físicos) que nos hagan pensar en un “más allá” del “más acá” de nuestras narices, en principio.-