lunes, 16 de julio de 2007


INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

§ 1. LÓGICA Y FILOSOFÍA
“Si no hubiese sido por la Lógica
la Filosofía nunca hubiese gozado
ni de respeto ni de consideración”


§ 1.1. El nacimiento informal de la Filosofía se produjo cuando la naturaleza humana inteligente se preguntó (movida por el asombro y el encantamiento propio de quien quiere saber y puede buscar, y luego esbozar, una respuesta) por algún qué o cuál, por qué o para qué. Pero su nacimiento formal surgió, en cambio, con los primeros grandes maestros de las primeras respuestas. En efecto, fue con (estas mismas) respuestas que la Filosofía se fue constituyendo en ciencia (y engendradora de nuevas preguntas) hasta convertirse en una de las más antiguas e importantes invenciones del hombre, colaboradora indispensable de su progreso y de la formación de su civilización.

§ 1.2. Casi simultáneamente con este gran “descubrimiento”, desde el principio, se ha desarrollado otra disciplina que se conoció con el nombre de Analítica, y que más tarde, al convertirse en ciencia formal, recibió el nombre de Lógica. Fue ésta, en el comienzo, una disciplina propedéutica de aquélla y a aquélla subordinada. En efecto, al principio, la Lógica fue una suerte de introducción pedagógica a la Filosofía. Y es que la Filosofía, que es una ciencia donde se exponen pensamientos y reflexiones sobre distintas cuestiones, necesitó muy pronto de una disciplina que colaborara con ella en la expresión de sus conclusiones y argumentaciones. Y del análisis de los contenidos (pensamientos) filosóficos, llegó la Lógica a acometer un análisis de las mismas estructuras internas del pensamiento en sí. Pues, la Filosofía no sólo es una ciencia que “dice cosas” sino que “intenta decir coherentemente acerca de las cosas”, con ese rigor particular que la caracteriza, pues, ella misma, es una ciencia analítica y deductiva, cuya formalización se dio de la mano de la Lógica.

§ 1.3. Aunque muchos autores modernos hayan criticado a la Filosofía en nombre de la Lógica, o viceversa, la historia nos muestra que han ido creciendo juntas. Es cosa sabida que, los lógicos más representativos, hasta la modernidad, han sido filósofos –aunque es verdad que muchos filósofos son muy poco lógicos, y deberían serlo más. Quizás con esto se entienda el proyecto de algunos modernos de apartar a la Lógica de la Filosofía edificando algo así como una Lógica Matemática, más matemática que Lógica. Quien reconoce un valor a la Lógica moderna, automáticamente, separa a la Lógica en sí de la Filosofía y de la Lógica Filosófica, a la que se llama, frente a la nueva, Clásica, por no decir vieja inútil.

§ 1.4. La Filosofía no hubiese podido llegar a ser nunca una ciencia, en sentido estricto, si no hubiera contado con el auxilio de la Lógica. Lo que hace diferenciar a un pensamiento filosófico de una opinión, u otro tipo de pensamiento, es el carácter lógico del mismo. La Filosofía es la ciencia que busca las razones y las causas esenciales de todas las cosas, y no hubiese podido llegar nunca a realizar su función si no hubiese tenido a una educadora en sus modales (reflexivos) tan particular y eficiente como ha sido la Analítica.

§ 1.5. Por otra parte, muchos se olvidan hoy que la Filosofía fue una de las primeras ciencias empíricas, experimentales. La Lógica, una vez sistematizada, por su parte, ha reflexionado acerca de sí misma, y de las formas concretas en que ella ha ido expresando la realidad a lo largo de la historia, y le ha impuesto sus límites ante consumados o eventuales excesos. Una conclusión fundamental que alcanzó fue que las expresiones de las cosas no se identifican exactamente con las cosas mismas, de ahí que sea necesario, tomar conciencia del límite del lenguaje y de los errores en los que se puede incurrir. Hay dos tipos de errores: de comprensión y de expresión. A los que algunos o ambos errores cometen, la Lógica les convida sus herramientas para que adecuen mejor sus sentidos, percepciones, entendimiento y palabras a la realidad que investigan y puedan expresarla de modo cada vez más auténtico.

§ 1.6. Y la Filosofía, después de un largo observar, incluso de reiteradas equivocaciones suyas, le dice a la Lógica que las explicaciones de las cosas son más bien provisorias que definitivas, y el lenguaje es un elemento esencial de la cultura, y que la cultura es una realidad dinámica que, si bien mantiene con vida en su seno tradiciones y valores, los expresa de muy diversos modos. Y que los modos (lógicos) mismos pueden, y deben, modificarse, aggiornándose, si se modifica su misma materia.

§ 1.7. Las palabras, muchas veces, resultan insuficientes, y la Filosofía no se puede permitir llevar una existencia dogmática, y mucho menos la Lógica, que debe evolucionar al compás de la cultura vigente a fin de no aplicar a las nuevas situaciones surgentes esquemas mentales (neurolingüísticos, si se me permite la expresión) que ya no tienen sustento en la praxis cotidiana. Muchas estructuras de pensamiento ya dejaron de existir, y no tiene sentido seguir forjando en las mentes esquemas obsoletos. Por eso, es preciso mantener vivo lo que sobrevivió al crisol de los tiempos, y tomar de ello lo necesario para la formación del propio recipiente del pensamiento, que es la mente, transmitiéndolo a lo que nos siguen en la maravillosa, y siempre novedosa, tarea de reprensar todas las cosas.

§ 1.8. La Lógica y la Filosofía se presentan inseparables, y no sería exageración afirmar que una existe por la otra y para la otra. Es un extraordinario círculo de cooperación científico. La Lógica no le permite a la Filosofía que deje de ser una ciencia y se vulgarice. Y la Filosofía le convida a la Lógica la “materia” para que investigue con sus esquemas analíticos. Por eso, una Lógica sin Filosofía, queda como una auxiliar de la Matemática, pero sin fundamento discursivo, incapaz de formular teoremas y principios. Y una Filosofía sin Lógica queda como una fuente (o conjunto) de palabras sin autoridad científica, cuando no sin sentido.


§ 2. NUESTRO PUNTO DE PARTIDA

§ 2.1. El entendimiento, la razón, la mente o la inteligencia realizan ciertas operaciones que le son propias (a los seres humanos). Generalmente se dan de modo automático e inmediato, pero pueden distinguirse y podemos conocerlas con un poco de mayor precisión. Son, básicamente, tres: la simple aprehensión, el juicio y el razonamiento, sucesivamente.

§ 2.2. Con las percepciones (aprehensiones) que conquista nuestro entendimiento de los objetos de la realidad se van formando ciertas imágenes de ellos. Las imágenes intelectuales desprovistas de concreciones particulares son las ideas o conceptos (universales). Con ellos podemos construir oraciones, juicios, estructuras en las que afirmamos o negamos diferentes cosas. Cuando estos juicios se encadenan con cierto sentido nos encontramos con un razonamiento, una estructura que construye el entendimiento sirviéndose de los juicios que se han construidos a través de las aprehensiones que se adquirieron en la experiencia. Por eso están tan vinculados la experiencia y el pensamiento, pues la materia del pensamiento puede proceder de la realidad exterior o puede ser una construcción mental a partir de algunas ideas que sí hayan surgido de aquella.

§ 2.3. El estudio de la lógica será abordado en este Curso desde esta triple perspectiva que nos brindan las operaciones del entendimiento. Y, a propósito de ellas, iremos incorporando algunos otros temas que resultarán convenientes para aprender a analizar las estructuras fundamentales del pensamiento, su formación y posible y habitual deformación.

§ 2.4. Uno no comprende cuál es el sentido de la Lógica hasta que no termina de estudiarla y se descubre usándola, bien o mal. La Lógica es una ciencia o disciplina práctica, muy distinta de lo que muchos creen, y necesaria para entender cómo pensamos y cómo piensan los demás. Los antiguos la consideraban el arte destinado a alcanzar la verdad con orden, facilidad y sin error. Algunos modernos la creen una fuente de falacias. Nosotros, simplemente, un instrumento que puede ser bien o mal usado. Pero aquí nos limitaremos, sencillamente, a presentar algunos temas lógicos, a manera de presupuestos y a fin de incrementar nuestro vocabulario y universo conceptual.

§ 2.5. Hoy, cuando la misma noción de verdad está en crisis –pues los autores han comenzado dinamitando los cimientos de la Lógica misma para terminar admitiendo cualquier antojo mental afirmando que entre el lenguaje y la realidad no puede existir una relación auténtica– es difícil procurar adquirir el hábito lógico, pues nuestra disciplina se presenta, toda ella, como un gran antivalor para este mundo ilógico, impulsivo, irreflexivo y superficial. No obstante, resistiremos y brindaremos algunos de los elementos que están a nuestro alcance para que cada uno tenga el derecho a iniciar su propia búsqueda.


§ 3. PRIMEROS PRINCIPIOS LÓGICOS

§ 3.1. Cada ciencia y disciplina tiene sus puntos de partida (tanto terminológicos como argumentativos), sus fundamentos sobre el cuales va a edificar su saber, la lógica también tiene los suyos: los primeros principios lógicos del entendimiento o de la razón. Estos principios son simplísimos, evidentes, universales y necesarios (se dan en todos los casos, y son irrefutables). Los autores clásicos los resumieron en cuatro: 1) el principio de identidad, 2) el de contradicción, 3) el de tercero excluido y 4) el de razón suficiente.

1) Toda cosa es idéntica a sí misma y diferente a otra. Supongamos que hay un término al que denominamos con la letra “A”. La lógica dirá respecto de él: “A es idéntica a A, y diferente de todo lo que no sea A”. Con esto se pretende afirmar que una cosa (que se expresa en una oración o proposición lógica) es una cosa y no otra.

2) Una cosa no puede ser lo que es y ser otra cosa en el mismo tiempo y espacio, y en una misma forma. Así, todo juicio lógico, por ejemplo, se propone plantear algo que es de un modo y no de otro modo. Al afirmar algo ponemos en “contradicción” al sujeto de la afirmación con todo lo demás que ese término no es. Así “A es A y no B (al mismo tiempo y de la misma forma que A)” –de lo contrario, sería una contradicción lógica.

3) Una proposición lógica categórica afirma que algo es o que no es, y descarta una tercera posibilidad. En lógica algo es o no es, no puede ser y no ser al mismo tiempo de modo permanente. Notemos que éste principio no excluye grados en el modo de ser sino en el ser mismo de lo que pueda ser objeto de una proposición lógica.

4) Todo tiene una razón de ser, podrá conocerse o ignorarse pero existe. Por más que exista una cadena de causas hay una que es la primera, y esa primera la desencadenante, generadora, de un acontecimiento o de un objeto, y que explica suficientemente un efecto, es decir, un fenómeno, cualquiera sea.

La primera intención de la lógica es clarificar nuestros conceptos fundamentales a fin de no incurrir en confusiones o ambigüedades graves. En este sentido se aproxima a una ciencia exacta, pero del lenguaje. Sabe la lógica que la realidad es amplia y compleja, pero necesita de algunos principios firmes a partir de los cuales poder reflexionar. Si todo puede ser de cualquier manera y ser expresado de cualquier modo será imposible expresar algo con sentido (al menos con un sentido claro y permanente).

§ 3.2. La lógica se encarga del estudio y reflexión del lenguaje (y de todos los términos) y del pensamiento (en griego: lógos). Su propuesta primordial es la de realizar un análisis de las ideas (conceptos), de los juicios (oraciones o proposiciones) y de los razonamientos (que constituyen los razonamientos) a fin de ayudar a expresar al hombre con una mayor precisión, no dejándose engañar por el lenguaje mismo y clarificando y distinguiendo aquellos elementos mentales o racionales que se presenten complejos, que pueden hasta llegar a confundir las cosas más sencillas e impedir una adecuada comunicación.-

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jueves, 21 de junio de 2007

EL MITO DE LA CAVERNA
(Platón, REPÚBLICA VII, 514a-571c y 518b-d)

Imagínate nuestra naturaleza, por lo que se refiere a la ciencia, y a la ignorancia, mediante la siguiente escena. Imagina unos hombres en una habitación subterránea en forma de caverna con una gran abertura del lado de la luz. Se encuentran en ella desde la niñez, sujetos por cadenas que les inmovilizan las piernas y el cuello, de tal manera que no pueden ni cambiar de sitio ni volver la cabeza, y no ven mas que lo que esta delante de ellos. La luz les viene de un fuego encendido a una cierta distancia detrás de ellos sobre una eminencia del terreno. Entre ese fuego y los prisioneros, hay un camino elevado, a lo largo del cual debes imaginar un pequeño muro semejante a las barreras que los ilusionistas levantan entre ellos y los espectadores y por encima de las cuales muestran sus prodigios –ya lo veo, dijo.

Piensa ahora que a lo largo de este muro unos hombres llevan objetos de todas clases, figuras de hombres, y animales de madera o de piedra, y de mil formas distintas, de manera que aparecen por encima del muro. Y naturalmente entre los hombres que pasan, unos hablan y otros no dicen nada. –Es esta una extraña escena y unos extraños prisioneros, dijo. –Se parecen a nosotros, respondí. Y ante todo ¿crees que en esta situación verán otra cosa de sí mismos y de los que están a su lado que unas sombras proyectadas por la luz del fuego sobre el fondo de la caverna que esta frente a ellos? –No, puesto que se ven forzados a mantener toda su vida la cabeza inmóvil. -¿y no ocurre lo mismo con los objetos que pasan por detrás de ellos? –Sin duda. –Y si estos hombres pudiesen conversar entre sí, ¿no crees que creerían nombrar a las cosas en si nombrando las sombras que ven pasar? Necesaria- mente. –Y si hubiese un eco que devolviese los sonidos desde el fondo de la prisión, cada vez que hablase uno de los que pasan, ¿no creerían que oyen hablar a la sombra misma que pasa ante sus ojos? –Si, por Zeus, exclamo. –En resumen, ¿estos prisioneros no atribuirán realidad más que a estas sombras? –Es inevitable.

Supongamos ahora que se les libere de sus cadenas y se les cure de su error; mira lo que resultaría naturalmente de la nueva situación en que vamos a colocarlos. Liberamos a uno de estos prisioneros. Les obligamos a levantarse, a volver la cabeza, a andar y a mirar hacia el lado de la luz: no podrá hacer nada de esto sin sufrir, y el deslumbramiento le impedirá distinguir los objetos cuyas sombras antes veía. Te pregunto que podrá responder si alguien le dice que hasta entonces solo había contemplado sombras vanas, pero que ahora, mas cerca de la realidad y vuelto hacia objetos mas reales, ve con mas perfección; Y si por ultimo mostrándole cada ejemplo a medida que pasa, se le obligase a fuerza de preguntas a decir que es ¿no crees que se encontrara dentó de un apuro, y que le parecerá más verdadero lo que veía antes que lo que ahora le muestran? –Sin duda, dijo. –Y si se le obliga a mirar la misma luz, ¿no se le dañarían los ojos? ¿No apartara su mirada de ella para dirigirla a esas sombras que mira sin refuerzo? ¿No creerá que estas sombras son realmente más visibles que los objetos que le enseñan? –Seguramente. – Y si ahora lo arrancamos de su caverna a viva fuerza y lo llevamos por el sendero áspero y escamoso hasta la claridad del sol, ¿esta violencia no provocará sus quejas y su cólera? Y cuando este ya a pleno sol, deslumbrado por su resplandor, ¿podrá ver alguno de los objetos que llamamos verdaderos? – No podrá, al menos los primeros instantes. – Sus ojos deberán acostumbrarse poco a poco a esta región superior. Lo que más fácilmente vera al principio serán las sombras, después las imágenes de los hombres y de los demás objetos reflejadas en el agua, y por ultimo los objetos mismos. De ahí dirigirá sus miradas al cielo, y soportara más fácilmente la vista del cielo durante la noche, cuando contemple la luna y las estrellas, que durante el día el sol y su resplandor. –Así lo creo. –Y creo que al final podrá no solo ver el sol reflejado en las aguas o en cualquier otra parte, sino contemplarlo a él mismo en su verdadero asiento. –Indudablemente.

–Después de esto, poniéndose a pensar, llegara a la conclusión de que el sol produce las estaciones y los años, los gobierna todo en el mundo visible y es en cierto modo la causa de lo que ellos veían en la caverna. –Es evidente que llegara a esta conclusión siguiendo estos pasos. –Y al acordarse entonces de su primera habitación y de sus conocimientos allí y de sus compañeros de cautiverio, ¿no se sentirá feliz por su cambio y no compadecerá a los otros? –Ciertamente. –Y si en su vida anterior hubiese habido honores, alabanzas, recompensas publicas establecidas entre ellos para aquel que observase mejor las sombras a su paso, que recordase mejor en que orden acostumbra a precederse, a seguirse o a aparecer juntas y que por ello fuese el mas hábil en pronosticar su aparición, ¿crees que el hombre de que hablamos sentirá nostalgia de estas distinciones, y envidiaría a los mas señalados por sus honores o autoridad entre sus compañeros de cautiverio? ¿No crees mas bien que será como el héroe de Homero y preferirá mil veces no ser más que un mozo de labranza al servicio de un pobre campesino y sufrir todos los males posibles antes que volver a su primera ilusión y vivir como vivía? –No dudo que estaría dispuesto a sufrir todo antes que vivir como anteriormente.

–Imagina ahora que este hombre vuelva a la caverna y se siente en su antiguo lugar. ¿No se le quedarían los ojos como cegados por este paso súbito a la oscuridad? –Si, no hay duda. –Y si, mientras su vida aun esta confusa, antes de que sus ojos se hayan acomodado de nuevo a la oscuridad, tuviese que dar su opinión sobre estas sombras y discutir sobre ellas con sus compañeros que no han abandonado el cautivo, ¿no les daría que reír? ¿No dirían que por haber subido al exterior ha perdido la vista, y no vale la pena intentar la ascensión? Y si alguien intentase desatarlos y llevarlos allí. ¿No lo matarían, si pudiesen coger y matarlo? –Es muy probable.

–Ésta es precisamente, mi querido Glaucón, la imagen de nuestra condición. La caverna subterránea es el mundo visible. El fuego que la ilumina, es la luz del sol. Este prisionero que sube a la región superior y contempla sus maravillas, es el alma que se eleva al mundo inteligible. Esto es lo que yo pienso, ya que quieres conocerlos; solo Dios sabe si es verdad. En todo caso, yo creo que en los últimos limites del mundo inteligible esta la idea del bien, que percibimos con dificultad, pero que no podemos contemplar sin concluir que ella es la causa de todo lo bello y bueno que existe. Que en el mundo visible es ella la que produce la luz y el astro de la que procede. Que en el mundo inteligible es ella también la que produce la verdad y la inteligencia. Y por último que es necesario mantener los ojos fijos en esta idea para conducirse con sabiduría, tanto en la vida privada como en la pública. –Yo también lo veo de esta manera, dijo, hasta el punto de que puedo seguirte [...]

–Por lo tanto, si todo esto es verdadero, dije yo, hemos de llegar a la conclusión de que la ciencia no se aprende del modo que algunos pretenden. Afirman que pueden hacerla entrar en el alma, en donde no esta, casi lo mismo que si diesen la vista a unos ojos ciegos. –Así dicen, en efecto, dijo Glaucón. –Ahora bien, lo que hemos dicho supone al contrario que toda alma posee la facultad de aprender, un órgano de la ciencia; y que, como unos ojos que no pudiesen volver hacia la luz si no girarse también el cuerpo entero, el órgano de la inteligencia debe volverse con el alma entera desde la visión de lo que nace hasta la contemplación de lo que es y lo que hay mas luminoso es el ser; Y a esto hemos llamado el bien, ¿no es así? –Sí. –Todo el arte, continué, consiste pues en buscar la manera más fácil y eficaz con que el alma pueda realizar la conversión que debe hacer. No se trata de darle la facultad de ver, ya la tiene. Pero su órgano no esta dirigido en la buena dirección, no mira hacia donde debería: esto es lo que se debe corregir. –Así parece, dijo Glaucón.-

miércoles, 13 de junio de 2007

DISCIPLINAS FILOSÓFICAS (Introducción)

LA FILOSOFÍA Y SUS DISCIPLINAS
Por el Prof. Pablo H. Bonafina

Tal vez haya hoy más acuerdo entre los diferentes autores en hablar de “disciplinas filosóficas” que de “Filosofía”. A este respecto, es preciso tener en cuenta que es cierto de que antes de que pueda hablarse de “Filosofía”, entendida como una ciencia y saber sustantivo (y propio) hay que hablar de “filósofos” y, si cabe, de “filosofías” o “disciplinas” que han sido surgiendo según los distintos objetos de la realidad en los que el hombre ha centrado su atención y de pensamientos y pensadores que, años más tarde, han sido estudiados y sistematizados por otros.

La Metafísica u Ontología es la llamada “filosofía primera” no por ser la primera en aparecer en la historia sino porque considera a lo “primordial”, al “ser” y a la “existencia” en sí, desprovistos de toda determinación. No trata acerca de un ser o existente en particular, sino de aquello que puede decirse de todos y cada uno de los seres que existen. Es el estudio más abstracto y profundo que puede hacerse acerca de aquello que constituye el fondo de la realidad: el ser, y trata de llegar hasta sus mismas causas.

La Cosmología o Filosofía de la Naturaleza es una antigua disciplina científico-filosófica que considera desde la perspectiva filosófica aquellos fenómenos naturales que siempre han sido un interrogante para el hombre, tales como son: la materia, el tiempo, el movimiento, el espacio, el cambio, etc.

La Antropología antiguamente era la ciencia que estudiaba al hombre en cuanto tal, su naturaleza, sus facultades y sus manifestaciones fundamentales, pero hoy se va encaminando esta disciplina hacia la independencia como ciencia, centrando su objeto en el fenómeno propiamente humano: la cultura y las civilizaciones, hasta poder llegar a la reconstrucción paleontológica, arqueológica y genética del proceso de hominización.

La Gnoseología o Teoría del conocimiento tiene como objeto de estudio al conocimiento humano (tanto el acto del conocimiento humano como el resultado de dicho acto). Estudia desde el origen y la esencia del conocimiento, hasta las relaciones entre objeto y sujeto, las percepciones, la verdad (y su misma posibilidad) y los diferentes estados de la mente frente a la realidad.

La Lógica es por la mayoría de los autores considerada como una disciplina introductoria a la Filosofía. Ella le brindó, desde el principio, a ésta todo el instrumental terminológico para que aquella pueda expresarse con rigor científico, analizando sus proposiciones, y estudiando las leyes y estructuras que originan los pensamientos y las reflexiones. Hoy se divide en clásica o simbólica, moderna o matemática, al incorporar métodos de la ciencia matemática para analizar estructuras lógicas.

La Ética es la disciplina filosófica que reflexiona entorno al obrar humano. Analiza los elementos del acto, sus objetos, fines y circunstancias desde la perspectiva de la “moralidad” (ya sea su “bondad o maldad”) e intenta orientar el obrar del hombre para que éste no termine contradiciendo la naturaleza profunda de su ser. La Axiología es una “versión moderna” de la ética que analiza los actos humanos desde la perspectiva de los valores, al tiempo que la validez, jerarquías y escalas, y objetividad de los mismos.

La Psicología y la Sociología antiguamente eran ramas de la filosofía, pero desde hace unos años son disciplinas separadas. La primera se ocupa del psiquismo humano, y las motivaciones conscientes o subconscientes del obrar del hombre. La segunda tiene por objeto al hombre en sociedad, su vida, sus vínculos y sus manifestaciones en comunidad.

La Epistemología o Filosofía de la ciencia es la disciplina filosófica que mira a todas las ciencias, sus objetos, métodos y procedimientos, traza sus límites y ámbitos de competencias, por eso se la llama “la ciencia de las ciencias”.

La Estética o Filosofía de arte, tiene como objeto las realidades de “hechura humana” que no entran en el ámbito de la técnica, y reflexiona acerca de las formas de expresión, desde las categorías de la armonía y la belleza.

La Filosofía del lenguaje es una disciplina joven que analiza los modos, elementos y estructuras internas de los diferentes modos de lenguaje existentes.

La Filosofía de la religión trata de rastrear el origen del fenómeno religioso en general, en sí mismo, tal como los hombres lo han ido manifestando a lo largo de la historia. No se relaciona con ninguna creencia en particular, pues la creencia entra dentro de sus objetos de estudio, así también como “lo divino”.

Discuten muchos si debe considerarse a la Teología como una disciplina filosófica, pero otros tantos afirman que es una “ciencia religiosa”. (Se discute también si se trata de una ciencia objetiva, pues habría tantas teología como credos y religiones). Pero más allá de las discusiones entorno a su objeto (Dios y la revelación a los hombres, sustentada en los textos bíblicos y en la historia) cualquiera que haga un serio acercamiento a ella, advertirá que se sirve del lenguaje y método científico para explicar sus creencias y expresar su fe.

La Filosofía del Derecho estudia las normas jurídicas y su vinculación con la justicia. Se vincula estrechamente con la Filosofía política, que tiene por objeto las diferentes teorías acerca del Estado, y sus formas ideales y concretas.

La Filosofía de la historia trata de descubrir si la historia tiene un sentido, una dirección, y si éste puede descubrirse e interpretarse a través de los acontecimientos. Es una reflexión filosófica sobre la historia y sus diferentes etapas.


El intento moderno (e iluminista) de construir un saber (Filosofía) o ciencia universal y unitario, acerca de los distintos grandes temas e interrogantes del hombre y del universo es un proyecto relativamente moderno y, para muchos, cuestionable en su mismo origen. Para algunos, lo único que encontramos en la historia del pensamiento filosófico son, precisamente, pensamientos, reflexiones, interpretaciones que distintos hombres hicieron de la realidad o de algún aspecto de ella. Cierta y obviamente que cada autor tendrá pretensiones de objetividad, pretensiones que se constatan también en los expositores y profesores de los grandes temas y disciplinas de filosofía, pues habiendo elaborado una síntesis la presenta como “una filosofía” o visión global de la realidad. Lo cierto es que, más allá de sus concretas realizaciones, la opinión de la mayoría de estudiosos sostiene que “la FILOSOFÍA –así, en singular– no existe. Esta palabra no designa más que el amor al saber. Expresa una actitud, un anhelo… una actitud espiritual” (Alejandro Korn, SISTEMA FILOSÓFICO).

Las CAUSAS en ARISTÓTELES (Nota)

ACERCA DE "LAS CAUSAS" DE ARISTÓTELES

Aristóteles concibe al existente concreto o usía de dos modos: estática y dinámicamente. Según el primer modo podemos hablar de sustancia y accidentes o categorías. Según el segundo modo podemos hablar de aquello que hace posible el devenir en la usía, es decir, sus principios del devenir, tal como son el acto y la potencia. Mientras el acto reside en la forma (que es aquello que determina actualmente al ente), la potencia reside en la materia (que es aquello que permanece como principio de indeterminación y susceptibilidad).

Parece haber alguna lícita identificación entre forma y acto y entre materia y potencia, puesto que la forma es esencia actualizada, es decir, en acto, esto es: existiendo. Mientras la materia es el sujeto o soporte de aquella determinación que recibe el nombre de forma. No estará de más decir que sólo están compuestos por materia y forma (o sea, hylemórficamente) los entes materiales y que todas estas distinciones son “de razón”, pues en el ente existente o usía o sustancia se da todo esto simultáneamente: forma y materia (que son las llamadas "causas intrínsecas" del ente), acto y potencia, sustancia y accidentes… De modo tal que no puede existir la una sin la otra. En efecto, no puede algo ser sin ser de un modo determinado, pues no es concebible un existente puro, absolutamente indeterminado, por tener que ser necesariamente irreal, abstracto, al estar desmaterializado.

Ahora bien. Algo similar, en cuanto a la relación causal íntima, sucede con las causas (extrínsecas, tal como son la) eficiente y final. Puesto que, según la filosofía aristotélica, todo agente (como llama al ente que obra) obra por un fin determinado, se dice que tiene en sí, antes de obrar, la intención, que es la que mueve y guía la acción que eficazmente tratará de alcanzar. Esto último contribuye a la idea de que todo cuanto existe (ya tenga actual existencia o sea producido por el arte de los hombres) tiene una causa, una razón de ser o sentido, aunque puede que éstas no se revelen de modo inmediato a la inteligencia.-